Estimada Inés:
Como se encuentra? Por su casa todas bien? Tiempo sin
hablarle. Disculpe si no he ido a visitarlas últimamente, estuve muy ocupado en
la zapatería organizando algunas cosas. Perdone que la interrumpa en sus quehaceres
cotidianos y que le envíe esta nota sin avisarle previamente, no se preocupe,
no es ninguna mala noticia, solo quería comentarle ciertos temas que me parece
corresponde que usted sepa.
No es mi intención ofenderla en ningún caso, si siente que
es una falta de respeto lo que le escribo, queda usted con todo el derecho de
dejar de leer esta misiva y de hacerme saber a través del medio que escoja que
no fue de su agrado. Espero que no sea de ese modo.
Me cuesta mucho decírselo pero claramente es el momento. Además sospecho pudo darse cuenta por la forma
rara en la que actué cuando fui a su casa la última vez , derramando el vino
sobre el mantel cuando entró a saludarme, le pido nuevamente mil perdones. Es
que usted, de una forma respetuosa se lo digo, siempre ha sido de mi agrado. Sus
modos se destacan de las demás mujeres que he conocido por su andar por la
vida, como viviéndola. Me agrada como
pronuncia cada palabra correctamente,
como la buena profesora que seguro es. Me agrada también por la forma en
que acomoda su cabello cuando cae en sus mejillas, y, además, como es bien
sabido en el barrio, por cocinar la mejor tarta de manzanas que se preparara nunca. Siempre ha sido placentero para mi compartir la merienda con usted, su
hermana Silvia, y su madre, aunque lamento no haber tenido hasta ahora la
oportunidad que estuviéramos a solas.
Pero, la verdad no es solo eso lo que me gusta de usted Inés,
con vergüenza y sintiéndome un viejo cargoso le digo: Es por la forma en que
sus ojos negros se clavan en los míos cuando llego a su casa. Son como dos
lanzas que me atraviesan y me dejan allí, sin palabras, me hacen sentir como un
pobre muchacho de 15. Vestido pero desnudo frente a su mirada y contra eso, no
tengo mucho que hacer.
No encuentro las palabras correctas para explicarle como y
cuando note que captaba mi interés. Creo que siempre lo supe, pero me empecé a
dar cuenta el día que me limpió la
solapa del traje cuando se me lleno de pelos de su perra Martita. Cuando me
rozo, fue como si algo en mi se detuvo, me puse muy nervioso y me dio un poco
de resequedad en la garganta. ¿Se acuerda que le pedí agua inmediatamente? Fue
por eso raro que me paso en el cuerpo y sospecho que de esa
forma solo puede hacerlo sentir a uno la mujer que en la vida le toca.
Pero fue mas claro el día que vino al comedor y yo estaba
con su madre conversando de la salud de su tía Amanda (espero mejore pronto).
Cuando salió a saludar la vi mas bonita que nunca. Recuerdo que olía a
frutilla, tenia el cabello mojado atado en un rodete y me vio con esos ojos
suyos Inés. Por sus ojos, y por la forma en que usted sonríe, tan dentro del
alma que le sale esa risa, tan desbordante, tan suya que no logro conseguir
otra que se le iguale. Su alegría es tan contagiante que solo le pertenece a usted y no la vi nunca en persona alguna, esa forma de ser tan usted misma no deja de
sorprenderme y maravillarme. Siempre, todo lo vive como si estuviera solo de
paso y no hay mañanas, solo los hoy. Que bonita es Inés, que bonita.
No encuentro como decirle todo esto más que por este medio, es
una pena. Seria tan bueno sentarnos y poder hablarle, que me imagino es a lo
que esta usted acostumbrada y es lo que espera en estos casos. Pero es que no
tengo sus formas elegantes y llenas de frases certeras. Soy tosco con las
palabras Inés, me cuesta decir las cosas
en persona, se me atoran, le juro que se me atoran. Se me da mejor la escritura.
Desde chico siempre escribo pero soy malo para los acentos le confieso, mi viejo me decía que estudiara otra cosa además
de trabajar en el taller, que era un pibe inteligente y se me daba bien esto de
la parla y mas aun por escrito. Mi madre siempre quiso que fuera escritor, de
esos hombres instruidos, que siguiera en la universidad, que no fuera solo zapatero. Ella soñaba con que yo algún día me volviera alguien famoso y no estuviera
con el viejo en el taller. A mi un poco me gustaba la idea pero mas me gustaba
estar haciendo los zapatos y usted sabe como es, uno lo va dejando y
dice que mañana estudio, que mas tarde, que luego y encima empieza uno a
ganarse el pan y la guita y así se le pasa la vida, postergando y no llegando a
hacer nunca esas cosas pendientes, que uno ni sabe ya a esta altura si eran o
no importantes o necesarias pero no hizo y un poco se arrepiente.
Espero entonces esto sirva como explicación de mis formas y maneras de decirle todo solo por escrito.
Espero también sepa usted perdonarme tan precaria y escueta manera de
expresarle todo lo que a su lado me pasa. Me gustaría poder decirle todo esto
en persona pero trate ese día cuando la acompañe a buscarle la medicina para
Martita y encima justo cayó el inoportuno del Pablo, entonces no pude,
sinceramente, no pude. Y cuando lo vi imposible, decidí tomar un poco de
distancia. Se me apretaban
las palabras como nudos en la panza, de puro no poder soltarlas, me hacia mal
ya de veras verla. Pensaba a ratos en usted, en como seria si yo pudiera
decírselo frente a frente. Imaginaba las
formas de ese encuentro y en que me
diría usted a mi, hasta que encontraba las frases correctas. Pero cuando
llegaba a su casa y la veía, dale otra vez que vuelven los nudos en la panza y
nada que me salen las palabras, ni siquiera las que había guardado de memoria.
Es que es usted tan bonita y yo tan su amigo de siempre, ese que solo va a comer
de sus tartas y ayuda a su madre con las cosas de hombre que hay por hacer
en su casa.
Y yo que voy y me quedo en esta historia tan del lado
seguro, tan del lado de la baranda. Sentado en las gradas, en un juego que no
juego aunque pasa ante mis ojos. Además pensé que haría alguna otra macana y
con lo del vino y ahora encima con esta carta tan larga fue mas que suficiente.
Hace muchos años que la conozco Inés, espero que esto que
hoy le digo no influya en su trato hacia mi persona, sería un acontecimiento
triste, para que negárselo.
De todas formas y en el caso inmejorable si usted esta igual de interesada que yo en continuar esta conversación, envíeme con Ignacio
la respuesta de esta carta. Cuando usted disponga la visitare en su casa o
donde me diga, y así aprovecho y le arreglo a su madre la repisa de la alacena
como me pidió hace unos días que me mando a buscar con la pulga a la casa, extrañada
porque no había ido a visitarlas y mandándome un poco de su rica tarta de
manzana, además dándome las gracias por la reparación de los zapatos que vino a
buscarle Silvia hace unos días.
Quedo en espera de su respuesta. Disculpe tanto atrevimiento
nuevamente y por favor no se ofenda. Perdóneme, pero ya tenia que decirle esto
que con usted me pasa. Créame, que no es de cobardía que no se lo digo de
frente, es solo que cada uno tiene sus maneras y esta es de la única que me
sale decirlo.
Le dejo un saludo cordial, dele mis saludos a su madre y su
hermana, dígale que gracias por la tarta, a usted también muchas gracias, como
siempre muy rica.
Me le despido,
Su amigo incondicional de siempre, que ya no logró por mas
que trato guardase esto que le pasa.
Atte,
Manuel.