martes, 24 de marzo de 2015

*EL BAR*



Al final no pude evitarlo,
Tenia que ir.
Discúlpame,
que invasiva, no me medí, no logre contenerme mas, estoy muy avergonzada.

Pero es que lo tenía en el pecho, necesitaba ver si era cierto.
No pude resistir el ir a verte.

Lo confirme:
 Frente a ti,
siento todo lo que es ilógico e imposible en esta ocasión. 

También creo parece exagerado, un bardo, pero que puedo hacer a parte de resignarme que no va? que a ti no te pasa eso que a mi me llevo a ese bar.

Supongo que me toca bancarmela y emborracharme otro poco.

Igual te pienso.

Pero que quieres? Con esos ojos de pájaro,
Con esa forma de mirar.
Puedo ver el fuego dentro de ti,
Yo, puedo verte.

Esto jamás me había pasado y no pude mentirme ni ignorarlo más.

Al verte volvió, 
la sensación de aquel abrazo.

Como en medio de una parodia, como llena de una extraña locura, como parte de alguna jugarreta caprichosa del azar, como parte de esta nada, hay un algo casi un todo, que al verte me pasa.



















viernes, 6 de marzo de 2015

Para Inés.

Estimada Inés:

Como se encuentra? Por su casa todas bien? Tiempo sin hablarle. Disculpe si no he ido a visitarlas últimamente, estuve muy ocupado en la zapatería organizando algunas cosas. Perdone que la interrumpa en sus quehaceres cotidianos y que le envíe esta nota sin avisarle previamente, no se preocupe, no es ninguna mala noticia, solo quería comentarle ciertos temas que me parece corresponde que usted sepa.

No es mi intención ofenderla en ningún caso, si siente que es una falta de respeto lo que le escribo, queda usted con todo el derecho de dejar de leer esta misiva y de hacerme saber a través del medio que escoja que no fue de su agrado. Espero que no sea de ese modo.

Me cuesta mucho decírselo pero claramente es el momento.  Además sospecho pudo darse cuenta por la forma rara en la que actué cuando fui a su casa la última vez , derramando el vino sobre el mantel cuando entró a saludarme, le pido nuevamente mil perdones. Es que usted, de una forma respetuosa se lo digo, siempre ha sido de mi agrado. Sus modos se destacan de las demás mujeres que he conocido por su andar por la vida, como viviéndola.  Me agrada como pronuncia cada palabra correctamente,  como la buena profesora que seguro es. Me agrada también por la forma en que acomoda su cabello cuando cae en sus mejillas, y, además, como es bien sabido en el barrio, por cocinar la mejor tarta de manzanas que se preparara nunca. Siempre ha sido placentero para mi compartir la merienda con usted, su hermana Silvia, y su madre, aunque lamento no haber tenido hasta ahora la oportunidad que estuviéramos a solas.

Pero, la verdad no es solo eso lo que me gusta de usted Inés, con vergüenza y sintiéndome un viejo cargoso le digo: Es por la forma en que sus ojos negros se clavan en los míos cuando llego a su casa. Son como dos lanzas que me atraviesan y me dejan allí, sin palabras, me hacen sentir como un pobre muchacho de 15. Vestido pero desnudo frente a su mirada y contra eso, no tengo mucho que hacer.

No encuentro las palabras correctas para explicarle como y cuando note que captaba mi interés. Creo que siempre lo supe, pero me empecé a dar cuenta el día  que me limpió la solapa del traje cuando se me lleno de pelos de su perra Martita. Cuando me rozo, fue como si algo en mi se detuvo, me puse muy nervioso y me dio un poco de resequedad en la garganta. ¿Se acuerda que le pedí agua inmediatamente? Fue por eso raro que me paso en el cuerpo y sospecho que de esa forma solo puede hacerlo sentir a uno la mujer que en la vida le toca.

Pero fue mas claro el día que vino al comedor y yo estaba con su madre conversando de la salud de su tía Amanda (espero mejore pronto). Cuando salió a saludar la vi mas bonita que nunca. Recuerdo que olía a frutilla, tenia el cabello mojado atado en un rodete y me vio con esos ojos suyos Inés. Por sus ojos, y por la forma en que usted sonríe, tan dentro del alma que le sale esa risa, tan desbordante, tan suya que no logro conseguir otra que se le iguale. Su alegría es tan contagiante que solo le pertenece a usted y no la vi nunca en persona alguna, esa forma de ser tan usted misma no deja de sorprenderme y maravillarme. Siempre, todo lo vive como si estuviera solo de paso y no hay mañanas, solo los hoy. Que bonita es Inés, que bonita.

No encuentro como decirle todo esto más que por este medio, es una pena. Seria tan bueno sentarnos y poder hablarle, que me imagino es a lo que esta usted acostumbrada y es lo que espera en estos casos. Pero es que no tengo sus formas elegantes y llenas de frases certeras. Soy tosco con las palabras Inés,  me cuesta decir las cosas en persona, se me atoran, le juro que se me atoran. Se me da mejor la escritura. Desde chico siempre escribo pero soy malo para los acentos le confieso, mi viejo me decía que estudiara otra cosa además de trabajar en el taller, que era un pibe inteligente y se me daba bien esto de la parla y mas aun por escrito. Mi madre siempre quiso que fuera escritor, de esos hombres instruidos,  que siguiera en la universidad, que no fuera solo zapatero. Ella soñaba con que yo algún día  me volviera alguien famoso y no estuviera con el viejo en el taller. A mi un poco me gustaba la idea pero mas me gustaba estar haciendo los zapatos y usted sabe como es, uno lo va dejando y dice que mañana estudio, que mas tarde, que luego y encima empieza uno a ganarse el pan y la guita y así se le pasa la vida, postergando y no llegando a hacer nunca esas cosas pendientes, que uno ni sabe ya a esta altura si eran o no importantes o necesarias pero no hizo y un poco se arrepiente.

Espero entonces esto sirva como explicación de mis formas y  maneras de decirle todo solo por escrito. Espero también sepa usted perdonarme tan precaria y escueta manera de expresarle todo lo que a su lado me pasa. Me gustaría poder decirle todo esto en persona pero trate ese día cuando la acompañe a buscarle la medicina para Martita y encima justo cayó el inoportuno del Pablo, entonces no pude, sinceramente, no pude. Y cuando lo vi imposible, decidí tomar un poco de distancia. Se me apretaban las palabras como nudos en la panza, de puro no poder soltarlas, me hacia mal ya de veras verla. Pensaba a ratos en usted, en como seria si yo pudiera decírselo frente a frente.  Imaginaba las formas  de ese encuentro y en que me diría usted a mi, hasta que encontraba las frases correctas. Pero cuando llegaba a su casa y la veía, dale otra vez que vuelven los nudos en la panza y nada que me salen las palabras, ni siquiera las que había guardado de memoria. Es que es usted tan bonita y yo tan su amigo de siempre, ese que solo va a comer de sus tartas y ayuda a su madre con las cosas de hombre que hay por hacer en su casa.

 Y yo que voy  y me quedo en esta historia tan del lado seguro, tan del lado de la baranda.  Sentado en las gradas, en un juego que no juego aunque pasa ante mis ojos. Además pensé que haría alguna otra macana y con lo del vino y ahora encima con esta carta tan larga fue mas que suficiente.

Hace muchos años que la conozco Inés, espero que esto que hoy le digo no influya en su trato hacia mi persona, sería un acontecimiento triste, para que negárselo.

De todas formas y en el caso inmejorable si usted esta igual de interesada que yo en continuar esta conversación, envíeme con Ignacio la respuesta de esta carta. Cuando usted disponga la visitare en su casa o donde me diga, y así aprovecho y le arreglo a su madre la repisa de la alacena como me pidió hace unos días que me mando a buscar con la pulga a la casa, extrañada porque no había ido a visitarlas y mandándome un poco de su rica tarta de manzana, además dándome las gracias por la reparación de los zapatos que vino a buscarle Silvia hace unos días.

Quedo en espera de su respuesta. Disculpe tanto atrevimiento nuevamente y por favor no se ofenda. Perdóneme, pero ya tenia que decirle esto que con usted me pasa. Créame, que no es de cobardía que no se lo digo de frente, es solo que cada uno tiene sus maneras y esta es de la única que me sale decirlo.

Le dejo un saludo cordial, dele mis saludos a su madre y su hermana, dígale que gracias por la tarta, a usted también muchas gracias, como siempre muy rica.

 Me le despido,

Su amigo incondicional de siempre, que ya no logró por mas que trato guardase esto que le pasa.

Atte,

Manuel.